Fortaleza socioemocional y espiritual

Hay una ley, irrevocablemente decretada en el cielo antes de la fundación de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan; y cuando recibimos una bendición de Dios, es porque se obedece aquella ley sobre la cual se basa. (DyC 130:20-21)


La caridad

Por tanto, amados hermanos míos, si no tenéis caridad, no sois nada, porque la caridad nunca deja de ser. Allegaos, pues, a la caridad, que es mayor que todo, porque todas las cosas han de perecer; pero la caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien. Por consiguiente, amados hermanos míos, pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor… (Moroni 7:46-48).

La fe

Pero he aquí, yo, Nefi, os mostraré que las entrañables misericordias del Señor se extienden sobre todos aquellos que, a causa de su fe, él ha escogido, para fortalecerlos, sí, hasta tener el poder de librarse. (1 Nefi 1:20)

Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno. (Mateo 17:20-21)

La noche de hogar

Si los santos obedecen este consejo, les prometemos que obtendrán grandes bendiciones. El amor en casa y la obediencia a los padres se incrementarán. La fe se desarrollará en la juventud de Israel y obtendrán poder para combatir las malas influencias y las tentaciones que les acosan. (Joseph F. Smith, Letter from the First Presidency [Carta de la Primera Presidencia], 27 de abril de 1915, Improvement Era 18:733-734)

Pero yo os he mandado criar a vuestros hijos en la luz y la verdad. Más de cierto te digo, mi siervo Frederick G. Williams, que tú has continuado bajo esta condenación; no has enseñado a tus hijos e hijas la luz y la verdad, conforme a los mandamientos; y aquel inicuo todavía tiene poder sobre ti, y ésta es la causa de tu aflicción. Y ahora te doy un mandamiento: Si quieres verte libre, has de poner tu propia casa en orden, porque hay en tu casa muchas cosas que no son rectas. De cierto le digo a mi siervo Sidney Rigdon, que en ciertas cosas no ha guardado los mandamientos en cuanto a sus hijos; por tanto, ponga en orden su casa primero. (DyC 93:40-43)

Perdonando a otros

En la antigüedad mis discípulos buscaron motivo el uno contra el otro, y no se perdonaron unos a otros en su corazón; y por esta maldad fueron afligidos y disciplinados con severidad. Por tanto, os digo que debéis perdonaros los unos a los otros; pues el que no perdona las ofensas de su hermano, queda condenado ante el Señor, porque en él permanece el mayor pecado. (DyC 64:8-9)

El no perdonar es negar la expiación de Cristo y poner un límite a su capacidad para sanarnos… el odio nunca cesa por el odio, si no por el amor en sí, es sanado. (C. Terry Warner, Why We Forgive [Por qué debemos perdonar], audiocassette, Deseret Book Company, 2000)

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. (Mateo 6:14-15)

La gratitud

El élder James E. Talmage dijo: "La gratitud es la hermana gemela de la humildad; el orgullo es enemigo de ambas..." (Gordon T. Watts, "La gratitud", Liahona, enero de 1999, pág. 100)

Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. (Mateo 18:4)

La gratitud es más profunda que dar gracias. El agradecimiento es el inicio de la gratitud. La gratitud es la realización del agradecimiento. El agradecimiento puede consistir en sólo palabras. La gratitud se muestra en los hechos (Thomas S. Monson, en Gratitude Quotations [Citas sobre la gratitud], Friend, noviembre de 1975, pág. 39).

Llevar un diario

Les prometo que si llevan sus diarios y registros, ellos serán de verdad una fuente de gran inspiración para ustedes, para cada uno, sus hijos, sus nietos y otros a través de las generaciones.

La obediencia

Hice de ésta mi regla: Cuando el Señor manda, háganlo. (José Smith, The History of the Church [Historia de la Iglesia], 2:170)

Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. (Proverbios 3:1-2)

Y además, quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales. (Mosíah 2:41)

La obra misional y el El perdón de pecados

Por tanto, mete tu hoz con toda tu alma, y tus pecados te son perdonados, y tus espaldas serán cargadas de gavillas, porque el obrero es digno de su salario. Por consiguiente, tu familia vivirá. (DyC 31:5)

Sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. (Santiago 5:20)

Sin embargo, benditos sois, porque el testimonio que habéis dado se ha escrito en el cielo para que lo vean los ángeles; y ellos se regocijan a causa de vosotros, y vuestros pecados os son perdonados. (DyC 62:3)

Porque yo os perdonaré vuestros pecados con este mandamiento: Que os conservéis firmes en vuestras mentes en solemnidad y el espíritu de oración, en dar testimonio a todo el mundo de las cosas que os son comunicadas. (DyC 84:61)

La oración

Sí, imploradle misericordia, porque es poderoso para salvar. (Alma 34:18)

Les prometemos fielmente que si estudiaran y oraran, manteniendo su mente abierta, recibirían la luz y sería para ustedes como el amanecer de un nuevo día, habiendo pasado una noche de oscuridad (Spencer W. Kimball, "Absolute Truth [La verdad absoluta]", Ensign, septiembre de 1978, pág. 3).

Ora siempre para que salgas triunfante; sí, para que venzas a Satanás y te libres de las manos de los siervos de Satanás que apoyan su obra. (DyC 10:5)

El objeto de la oración no es cambiar la voluntad del Señor, si no asegurar a nuestras personas y a otros, bendiciones que Dios ya está dispuesto a conceder, pero que están condicionadas a que las pidamos.” (Bible Dictionary [Diccionario de la Biblia])

El orgullo

Sin embargo, hay una dolencia mucho más común entre nosotros, y es la del orgullo de los que están abajo mirando hacia arriba; éste se manifiesta de diversas formas, como la crítica, el chisme, la calumnia, la murmuración, la pretensión de gastar más de lo que tenemos, la envidia, la codicia, la supresión de la gratitud y el elogio que podrían elevar a otro, y el rencor y los celos... El egoísmo es uno de los aspectos más comunes del orgullo: "La forma en que todo me afecta a mí" es la idea central de lo que es importante para la persona: el orgullo de quién es, la autocompasión, el interés por la fama del mundo, la gratificación de los deseos personales y de los propios intereses... Otro aspecto del orgullo es la contención. Las discusiones acaloradas, las peleas, el dominio injusto, las grandes brechas entre las generaciones, el divorcio, el abuso de cónyuges, los tumultos y disturbios, todos encajan en esta categoría del orgullo... Las Escrituras testifican que los orgullosos se ofenden fácilmente y guardan rencor por las ofensas (véase 1 Nefi 15:1-3). Se niegan a perdonar a fin de mantener a la otra persona en el papel de deudor y de justificar sus malos sentimientos... El orgullo es el pecado universal, el gran vicio (Ezra Taft Benson, "Cuidaos del orgullo", Liahona, julio de 1989, págs. 6-7).

El arrepentimiento

Y si no tenéis esperanza, os hallaréis en la desesperación; y la desesperación viene por causa de la iniquidad (Moroni 10:22).

El día del Señor

Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado. (Isaías 58:13-14)

Ustedes deberían evitar buscar diversión o gastar dinero en este día. (Para la fuerza de la juventud, folleto)

De cierto os digo, que si hacéis esto, la abundancia de la tierra será vuestra, las bestias del campo y las aves del cielo, y lo que trepa a los árboles y anda sobre la tierra; sí, y la hierba y las cosas buenas que produce la tierra, ya sea para alimento, o vestidura, o casas, alfolíes, huertos, jardines o viñas; sí, todas las cosas que de la tierra salen, en su sazón, son hechas para el beneficio y el uso del hombre, tanto para agradar la vista como para alegrar el corazón; sí, para ser alimento y vestidura, para gustar y oler, para vigorizar el cuerpo y animar el alma. (DyC 59:16-19)

Este mismo día en el cual nos reunimos aquí para adorar [refiriéndose al día de reposo], se ha convertido en un día de diversiones para la gente de este país, un día apartado por miles de personas para quebrantar el mandamiento que Dios dio hace tanto tiempo, y estoy seguro de que muchas de las tristezas y aflicciones que acechan y continuarán acechando a la humanidad son el resultado de haber hecho caso omiso a la advertencia de santificar el día de reposo. (George Albert Smith, Conference Report [Informe de la Conferencia General], octubre de 1935, pág. 120. Citado en Victor L. Brown, "Preparación para el futuro", Liahona, enero de 1983, pág. 151)

El estudio de las Escrituras

Os bendigo con una mayor comprensión del Libro de Mormón. Os prometo que desde este momento, si diariamente leemos de sus páginas y vivimos sus preceptos, Dios derramará sobre cada hijo de Sión y la Iglesia bendiciones como las que jamás hemos visto. (Ezra Taft Benson, "Una responsabilidad sagrada", Liahona, julio de 1986, pág. 72)

Y en ocasiones pasadas vuestras mentes se han ofuscado a causa de la incredulidad, y por haber tratado ligeramente las cosas que habéis recibido, y esta incredulidad y vanidad han traído la condenación sobre toda la iglesia. Y esta condenación pesa sobre los hijos de Sión, sí, todos ellos; y permanecerán bajo esta condenación hasta que se arrepientan y recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón y los mandamientos anteriores que les he dado, no sólo de hablar, sino de obrar de acuerdo con lo que he escrito. (DyC 84:54-57)

Jesús fue entonces al desierto y Lucifer llegó para tentarlo. Jesús venció cada una de las tentaciones con una Escritura. "...Está escrito: No sólo de pan vivirá el hombre". "...Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios". "...porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás". Piensen en eso con detenimiento. Cuando el Señor se enfrentó a la Perdición misma, utilizó las Escrituras para protegerse. (Boyd K. Packer, "Lenguas de fuego", Liahona, julio de 2000, pág. 7)

Ahora bien, si el Cordero de Dios, que es santo, tiene necesidad de las escrituras para defenderse contra Satanás, ¡cuánto mayor es, entonces, la necesidad que tenemos nosotros, siendo pecadores, de depender de las escrituras! (2 Nefi 31:5, modificado)

Los ángeles hablan por el poder del Espíritu Santo; por lo que declaran las palabras de Cristo. Por tanto, os dije: Deleitaos en las palabras de Cristo; porque he aquí, las palabras de Cristo os dirán todas las cosas que debéis hacer. (2 Nefi 32:3)

El egoísmo

El egoísmo es, en realidad, autodestrucción en cámara lenta (Arrepintámonos de nuestro egoísmo - Neal A. Maxwell - Abr 1999).

El Espíritu

Y oraron por lo que más deseaban; y su deseo era que les fuese dado el Espíritu Santo. (3 Nefi 19:9)

"Todos tenemos derecho a la inspiración y dirección del Espíritu Santo… Vivimos muy por debajo de nuestros privilegios". (Boyd K. Packer, citado en Donald L. Staheli, "La obediencia, el gran desafío de la vida", Liahona, abril de 1998, pág 88)

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan 14:26)

Asistiendo al templo

Les prometo que, al incrementar su asistencia a los El templos del Señor, recibirán un incremento en su revelación personal, para bendecir sus vidas, a medida que bendicen a aquellos que ya han muerto. Ezra Taft Benson, "The Book of Mormon and the Doctrine and Covenants [El Libro de Mormón y Doctrina y Convenios]", Ensign, mayo de 1987)

Te pedimos, Padre Santo, que establezcas al pueblo que adorará y honorablemente retendrá un nombre y una posición en ésta tu casa, por todas las generaciones y por la eternidad; que ninguna arma forjada en contra de ellos prospere; que caiga en su propio foso aquel que lo cave para ellos . . . (DyC 109:24-25).

Los pensamientos

. . . deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente . . . (DyC 121:45)

“Es tan crítica la necesidad de controlar nuestros pensamientos, que el Presidente Spencer W. Kimball dedicó un capítulo entero a ello en su libro El Milagro del El perdón (Salt Lake City: Bookcraft, 1969). El capítulo subtitulado “As a Man Thinketh” es el título de un libro de James Allen, el cual el presidente Kimball recomienda. El citó de ese libro, tres veces.” (Ezra Taft Benson, "Think on Christ", Ensign, Apr 1984, pp. 4-6. Nota: La recomendación del Presidente Benson no constituye una promoción oficial o aprobación de ningún producto o servicio por la Iglesia).

Vuestros instrumentos son vuestros ideales. El pensamiento que ocupa vuestra mente en este momento está contribuyendo, casi imperceptiblemente, pese a lo infinitesimal que sea, a la formación de vuestra alma y aun a la configuración de vuestro semblante... hasta los pensamientos pasajeros y ociosos dejan su huella. Los árboles que pueden resistir al huracán a veces (David O. McKay, citado en Spencer W. Kimball, El milagro del El perdón, Bookcraft, 1977, capítulo 8. Véase también Ezra Taft Benson, "Pensad en Cristo", Liahona, junio de 1989, págs. 2-4)

Pero esto puedo deciros, que si no os cuidáis a vosotros mismos, y vuestros pensamientos, y vuestras palabras y vuestras obras, y si no observáis los mandamientos de Dios ni perseveráis en la fe de lo que habéis oído concerniente a la venida de nuestro Señor, aun hasta el fin de vuestras vidas, debéis perecer. Y ahora bien, ¡oh hombre!, recuerda, y no perezcas. (Mosíah 4:30)

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