Mas todas las cosas tienen que acontecer en su hora.
Por tanto, no os canséis de hacer lo bueno, porque estáis
poniendo los cimientos de una gran obra. Y de las cosas pequeñas
proceden las grandes.
He aquí, el Señor requiere el corazón y una mente
bien dispuesta; y los de buena voluntad y los obedientes comerán de la
abundancia de la tierra de Sión en estos postreros días.
(DyC 64:32-34)