La razón por la que queremos enfatizar el pago de las ofrendas de ayuno es porque necesitamos de las bendiciones que trae. (Harold B. Lee, Welfare Meeting [Transcripción de la reunión agrícola de bienestar], 3 de abril de 1971)
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se tornarán á la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad pues verdad y paz (Zacarías 8:19).
Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua (Deuteronomio 9:9).
Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches: no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras de la alianza, los diez mandamientos (Éxodo 34:28).
Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, tocóle, diciendo: Levántate, come: porque gran camino te resta. Levantóse pues, y comió y bebió; y caminó con la fortaleza de aquella comida cuarenta días y cuarenta noches, hasta el monte de Dios, Horeb (1 Reyes 19:7-8).
ENTONCES Jesús fué llevado del Espíritu al desierto, para ser tentado del diablo. Y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre (Mateo 4:1-2).
El Profeta José Smith instuyó la práctica de recoger ofrendas de ayuno para los pobres en Kirtland, Ohio, donde los miembros de la Iglesia comenzaron a recogerlos en los primeros años de la década de 1830 (Journal of Discourses [Acta de discursos] 12:115).
En Kirtland era costumbre sostener reuniones de ayuno las tardes de los Jueves (Encyclopedia of Mormonism [Enciclopedia del mormonismo]).
Sea este un ejemplo para todos los santos y nunca habrá falta de pan: Cuando los pobres están hambrientos, aquellos que tengan, ayunen un día y den lo que de otra manera habrían comido a los obispos para los pobres, y todo abundará por un largo tiempo; y este es un gran e importante principio de ayuno aprobado por el Señor. Y mientras que los santos vivan este principio con corazones y semblantes alegres siempre tendrán en abundancia. , el Quórum de los Doce Apóstoles envió una carta general a la Iglesia definiendo "los principios de los ayunos" (History of the Church [Historia de la Iglesia] 7:413]).
Parece que la provisión de donaciones de día de ayuno regulares fue reinstituida en el Valle de Lago Salado durante la depresión de 1855-1856. De ese periodo, George A. Smith escribió: En todos esos tiempos de escasez.... fueron tomadas medidas para proveer a aquellos que eran incapaces para tener lo suficiente para sí mismos. Un día de ayuno fue proclamado para la Iglesia en el primer Jueves de cada mes, y el ayuno ahorrado en esa forma se distribuyó entre los pobres; y miles de personas, que tenían abundancia de pan racionaron a sus familias, a fin de ahorrar lo mismo para aquellos que no lo pudiesen obtener de otra manera (A Comprehensive History of the Church [Una historia comprensiva de la Iglesia] 4:109-110. Citado en Encyclopedia of Mormonism [Enciclopedia del mormonismo]).
Está registrado que fueron sostenidas reuniones de ayuno en todos los barrios de Salt Lake City el Jueves 7 de Junio de 1849, y desde ese momento en adelante, el día de ayuno se observó a través de la Iglesia en el primer Jueves del mes. Eso continuó hasta el 5 de Noviembre de 1896, cuando, en una reunión de la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce, fue decidido que el primer Domingo del mes debería observarse en lugar del Jueves (Church News [Noticias de la Iglesia], 5 de junio de 1971).
Sabéis que el primer Jueves de cada mes tenemos un día de ayuno. ¿Cuántos saben aquí el origen de ese día? Antes de que se pagase el diezmo los pobres eran apoyados por medio de donaciones. Vinieron a José y querían ayuda, en Kirtland, y él dijo que debería haber un día de ayuno, lo cuál se decidió. Sería sostenido una vez al mes, como ahora, y todo lo que debería haberse comido ese día, de harina, o de carne, o mantequilla, o fruta, o cualquier otra cosa, era llevado a la reunión de ayuno (Discourses of Brigham Young [Discursos de Brigham Young], pág. 169).
Quizás desafortunadamente, la hora de las reuniones de ayuno se cambió gradualmente a una hora más temprana en la mayoría de las estacas y barrios de la Iglesia, lo que probablemente ha resultado en una pérdida de la espiritualidad y de la observancia del ayuno (Joseph Fielding Smith, Answers to Gospel Questions [Respuestas a preguntas sobre el Evangelio], tomo 1, págs. 93-94).
También os doy el mandamiento de perseverar en la oración y el ayuno desde ahora en adelante (DyC 88:76).
Ahora, un punto más: Deseamos alentar en toda la Iglesia el principio del ayuno - abstenerse del consumo de dos alimentos el día de ayuno y dar lo equivalente al obispo. Una ofrenda de ayuno mínima es el equivalente de dos comidas, y una ofrenda de ayuno máxima puede medirse por la grandeza de nuestro corazón. Dios les bendiga para que puedan continuar en este gran programa con toda la energía de vuestras almas. Si yo tuviese tiempo, me gustaría daros una lección sobre ello basada en los primeros seis versos de la sección 105 de Doctrina y Convenios, pero no tengo tiempo. Simplemente diré esto: La razón por la que los Santos no volvieron al Condado de Jackson, Missouri, y redimieron Sión al tiempo en que el Profeta vino a Kirtland con el Campo de Sión fue porque los miembros de la Iglesia en Sión no impartieron de su sustancia, como corresponde a los Santos, a los pobres y afligidos entre ellos. Podemos ver que dicha consecuencia descansa sobre nuestro desempeño (Marion G. Romney, CR [Informe de la Conferencia General], octubre de 1950, pág. 128).
El propósito subyacente y los beneficios últimos [del ayuno] hacen de la observancia mensual del día de ayuno una de las características más significativas de la obra de los últimos días (David O. McKay, Improvement Era, marzo de 1963).
"La ley fundamental perteneciente al bienestar de nuestro pueblo [son] las ofrendas de ayuno” (Heber J. Grant, como se cita por Harold B. Lee en Welfare Agricultural Meeting [Transcripción de la reunión agrícola de bienestar], 3 de abril de 1971; "Larry E. Morris, "Fast Offerings - A Place for the Second Mile [Las ofrendas de ayuno - una oportunidad para recorrer la segunda milla]", Ensign, Feb 1979, pág. 21).
Si la "Ley del Ayuno" fuese observada por toda la gente, no habría pobres en la tierra (Joseph F. Smith).
Nuestro programa del día de ayuno y de la ofrenda de ayuno es tan simple y tan bello que no puedo entender por qué la gente de todas partes no lo adopta (Gordon B. Hinckley, "Let Us Move This Work Forward [Avancemos esta obra]", Ensign, noviembre de 1985, pág. 83).
La cura para la pobreza descansa en el capítulo cincuenta y ocho de Isaías y en Malaquías capítulo tercero (Spencer W. Kimball, The Teachings of Spencer W. Kimball [Enseñanzas de Spencer W. Kimball], pág. 213).
Pensad, mis hermanos, en lo que sucedería si los principios del día de ayuno y de las ofrendas de ayuno fuesen observadas a través del mundo. El hambriento sería alimentado, el desnudo vestido, el carente de hogar cobijado. Nuestra carga de impuestos sería aligerada. El dador no sufriría, pero sería bendecido por su pequeña abstinencia. Una nueva medida de interés y altruísmo crecería en los corazones de la gente de todas partes. ¿Puede alguien dudar de la sabiduría divina que creó este programa que ha bendecido a la gente de esta Iglesia así como a muchos que no son miembros de la Iglesia? (Gordon B. Hinckley, “The State of the Church”, Ensign, mayo de 1991, págs. 52-53; Neal K. Newell, "Fast Offerings: Blessings We Give, Blessings We Receive [Las ofrendas de ayuno: Las bendiciones que damos, las bendiciones que recibimos]", Ensign, octubre de 1998, pág. 16).
El ayuno provee de "un medio económico que, cuando es llevado a cabo por una organización activa y perfecta, suplirá las necesidades de cada persona pobre digna dentro de los confines de los barrios organizados y las ramas de la Iglesia" (David O. McKay, citado en Neal K. Newell, "Fast Offerings: Blessings We Give, Blessings We Receive [Las ofrendas de ayuno: Las bendiciones que damos, las bendiciones que recibimos]", Ensign, octubre de 1998, pág. 16).
Esperamos que a través del pago de ofrendas de ayuno liberales habrá más que suficiente para proveer para las necesidades de los menos afortunados. Si cada miembro de esta Iglesia observase el ayuno y contribuyese generosamente, el pobre y el necesitado - no sólo de la Iglesia, sino muchos otros también, serían bendecidos y se les proveería. Cada dador sería bendecido en cuerpo y espíritu, y el hambriento sería alimentado, el desnudo vestido, de acuerdo con la necesidad (Gordon B. Hinckley, "Rise to a Larger Vision of the Work [Una visión más amplia de la obra]", Ensign, mayo de 1990, pág. 95).
Para hacer más fructífero un ayuno, debería acompañarse de oración y de meditación; el trabajo físico debería ser reducido al mínimo, y es una bendición si uno puede meditar las escrituras y la razón del ayuno (Ezra Taft Benson, "Do Not Despair [No os desesperéis]", Liahona, febrero de 1975).
Me parece que hay cuatro factores involucrados en una observación apropiada del día de ayuno: primero, abstención; entonces, oración; siguiente, testificar; y finalmente, contribuir (Henry D. Taylor, "The Law of the Fast [La ley del ayuno]", noviembre de 1974, pág. 14).
Es bueno para nosotros ayunar así como orar sobre cosas específicas y sobre objetivos específicos (Spencer W. Kimball, "Family Preparedness [La preparación familiar]", Ensign, mayo de 1976, pág. 124).
Alienten - pero nunca fuercen - a sus hijos a ayunar. Algunos padres alientan a sus hijos a ayunar un alimento al mes cuando ellos llegan a los ocho años, y luego dos alimentos al mes cuando llegan a los doce. Escojan un propósito específico para el ayuno. Empiecen y terminen el ayuno con la oración (Without autor [sin autor], "The Privilege of Giving a Generous Fast Offering [El privilegio de dar una ofrenda de ayuno generosa]", Ensign, mayo de 1986, pág. 96).
Estoy seguro de que como líderes no hacemos suficiente ayuno y oración. Si queréis tener el espíritu de vuestro oficio y llamamiento como un nuevo presidente de quórum, un nuevo sumo consejero, un nuevo obispo - intentad ayunar por un periodo. No quiero decir solo abstenerse de una comida y entonces comer el doble en la próxima. Quiero decir realmente ayunar y orar durante ese periodo. Hará más para daros el verdadero espíritu de vuestro oficio y llamamiento y permitir al Espíritu operar a través de vosotros que cualquier otra cosa que conozca (Ezra Taft Benson, Teachings of Ezra Taft Benson [Enseñanzas de Ezra Taft Benson], págs. 331-332).
No obstante, se mandó a los hijos de Dios que se congregaran frecuentemente, y se unieran en ayuno y ferviente oración por el bien de las almas de aquellos que no conocían a Dios (Alma 6:6).
No obstante, ayunaron y oraron frecuentemente, y se volvieron más y más fuertes en su humildad, y más y más firmes en la fe de Cristo, hasta henchir sus almas de gozo y de consolación; sí, hasta la purificación y santificación de sus corazones, santificación que viene de entregar el corazón a Dios (Helamán 3:35).
Y la iglesia se reunía a menudo para ayunar y orar, y para hablar unos con otros concerniente al bienestar de sus almas (Moroni 6:5).
Y ya no se guiaban por las prácticas y ordenanzas de la ley de Moisés, sino que se guiaban por los mandamientos que habían recibido de su Señor y su Dios, perseverando en el ayuno y en la oración, y reuniéndose a menudo, tanto para orar como para escuchar la palabra del Señor. Y sucedió que no hubo contención entre todos los habitantes sobre toda la tierra, mas los discípulos de Jesús obraban grandes milagros (4 Nefi 1:12-13).
Los misioneros recurren a veces al ayuno excesivo a favor de sus investigadores, y de vez en cuando ponen en peligro su salud. Los ayunos no deben ser largos, ni demasiado frecuentes. Los misioneros necesitan fuerza para su importante trabajo y cualquier ayuno especial no debería durar más de un día. Hablando en forma general, ayunar una vez al mes debería ser suficiente para sus necesidades; sin embargo, cuando hay asuntos especiales por los cuales los ayunos están justificados , estos ayunos no deberían extenderse más de un día, y por supuesto deben estar acompañados por la oración humilde para completar el propósito del ayuno (Ezra Taft Benson y el Consejo de los Doce, carta a todos los Presidentes de Area y Presidentes de Misión respecto al ayuno, octubre de 1975).
La ley para los Santos de los Ultimos Días, como es entendida por las autoridades de la Iglesia, es no participar de comida y bebida por veinticuatro horas, "de día a día," y que los Santos se refrenen de todas las gratificaciones corporales e indulgencias (Joseph F. Smith).
Un hombre puede ayunar y orar hasta que se mate a sí mismo, y no hay necesidad de ello ni sabiduría en ello. Les digo a mis hermanos, cuando estén ayunando y orando por los enfermos y por aquellos que necesitan fe y oración, que no vayan más allá de lo que es sabio y prudente en el ayuno y la oración. El Señor puede oir una oración sencilla ofrecida con fe, en media docena de palabras, y el reconocerá el ayuno que no continúe por más de veinticuatro horas, de la misma forma y tan efectivamente como responderá una oración de mil palabras y el ayuno de un mes (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, capítulo 3).
El Presidente Joseph F. Smith ciertamente estaba consciente de las necesidades especiales cuando aconsejó: "El Señor ha instituído el ayuno en una base inteligente y razonable, y ninguna de sus obras es vana o poco sabia. Su ley es perfecta en esto como en otras cosas. Por eso, aquellos que pueden se les requiere cumplir; es un deber del cual no pueden escapar; pero debe recordarse que la observancia del día de ayuno absteniéndose por veinticuatro horas de comida y bebida no es una regla absoluta, no es una ley de hierro para nosotros, sino que se le deja a la gente como un asunto de consciencia, para ejercitar sabiduría y discreción. Muchos están sujetos a la debilidad, otros están delicados de salud, y otros tienen niños de pecho; a ellos no se les requiere ayunar. Ni debieran los padres compelir a sus niños pequeños a ayunar. He sabido de niños que lloran por algo de comer en el día de ayuno. En tales casos, ir sin comida no les hará ningún bien. En vez de ello, temerán que el día llegue, y en lugar de darle la bienvenida con gozo, lo repudiarán; mientras que la compulsión engendrará un espíritu de rebelión en ellos, en lugar de amor por el Señor y sus seguidores. Es mejor enseñarles el principio y dejarles observarlo cuando sean suficientemente grandes para escoger inteligentemente, que compelerles” (Gospel Doctrine, p. 244; Questions and Answers - New Era - Apr 1977).
Y cuando ayunáis, no seáis como los hipócritas, austeros; porque ellos demudan sus rostros para parecer á los hombres que ayunan: de cierto os digo, que ya tienen su pago. Mas tú, cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro; Para no parecer á los hombres que ayunas, sino á tu Padre que está en secreto: y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público (Mateo 6:16-18).
El ayuno usual, aquel del que se nos pide participar en el Domingo de ayuno, es por 24 horas sin comida o bebida. Algunas personas, sintiendo la necesidad, han tenido ayunos más largos de abstinencia de comida pero han tomado los líquidos necesarios. La sabiduría debe utilizarse, y el ayuno debería romperse con comida ligera (Ezra Taft Benson, "Do Not Despair [No os desesperéis]", Liahona, febrero de 1975),
Una observación apropiada del día de ayuno consiste en abstenerse de comida y bebida por dos comidas consecutivas, asistiendo a la reunión de ayuno y testimonio, y dando una ofrenda de ayuno generosa al obispo, para el cuidado de los necesitados. Una ofrenda de ayuno mínima se define como el equivalente de dos alimentos (Manual General de Instrucciones, 1968, pág. 40; Henry D. Taylor, "The Law of the Fast [La ley del ayuno]", Ensign, noviembre de 1974, pág. 14).
Los hermanos han aconsejado que la ofrenda de ayuno debe ser una contribución generosa, y como mínimo debe ser "el equivalente al valor de dos comidas" (Manual General de Instrucciones, No. 21, 1976).
Así como los pioneros compartieron lo que tenían con los pobres de entre ellos, debemos hacer de la misma forma, dando las más generosas ofrendas de ayuno - no solamente el costo de dos alimentos (Spencer W. Kimball, "Follow the Fundamentals [Sigamos los principios fundamentales], Ensign, mayo de 1981, pág. 79).
A veces hemos sido un poco tacaños y nos figuramos que tenemos para desayunar un huevo y ese cuesta tantos centavos y entonces le damos eso al Señor. Pienso que cuando estamos solventes, como muchos estamos, deberíamos ser muy, muy generosos... y dar, en vez del monto que ahorramos para dos comidas, quizá mucho, mucho más -- diez veces más cuando estamos en posición de hacerlo (Spencer W. Kimball en Conference Report [Informe de la Conferencia General], abril de 1974, pág. 184; Spencer W. Kimball, "Los servicios de bienestar: El Evangelio en acción", Liahona, febrero de 1978, págs. 111-112).
El Señor podría haber dicho sobre el pago de las ofrendas de ayuno lo que dijo sobre guardar la Palabra de Sabiduría - que estaba "adaptada a la capacidad del débil y del más debil de todos los Santos, que son o pueden ser llamados santos" (DyC 89:3; Sterling W. Sill, "The Law of the Fast [La ley del ayuno]", Ensign, julio de 1974, pág. 9).
Me temo que la única regla segura es dar más de lo que nos sobra... Si nuestras ofrendas no nos duelen ni nos incomodan para nada... son demasiado pequeñas. Debería haber cosas que nos gustaría hacer y que no podemos hacer porque nuestro gasto caritativo nos lo impide (C.S. Lewis, citado en Joe J. Christensen, "Greed, Selfishness, and Overindulgence [La codicia, el egoísmo y los excesos]", Ensign, mayo de 1999).
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis á uno de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis (Mateo 25:40).
Porque he aquí, Dios ha dicho que un hombre, siendo malo, no puede hacer lo que es bueno; porque si presenta una ofrenda, o si ora a Dios, a menos que lo haga con verdadera intención, de nada le aprovecha. Porque he aquí, no se le cuenta como obra buena. Pues he aquí, si un hombre, siendo malo, presenta una ofrenda, lo hace de mala gana; de modo que le es contado como si hubiese retenido la ofrenda; por tanto, se le tiene por malo ante Dios (Moroni 7:6-8).
Estoy seguro de que reconoceréis que los miembros de bienestar no recibirán más cuotas de bienestar a fin de procurar proyectos de producción, proveer fondos de operación o completar el presupuesto de artículos. El programa de servicios de bienestar será ahora financiado en la propia manera del Señor y esa es a través de las ofrendas de ayuno de los miembros. Las ofrendas de ayuno son una ofrenda voluntaria, pero no una cuota. De esta manera, llega a ser la responsabilidad de todos los líderes del sacerdocio enseñar la ley del ayuno más efectivamente que nunca antes. Cada uno debe ser alentado a ser muy, muy generoso al hacer contribuciones (Obispo Victor L. Brown, Reunión especial de bienestar, 6 de abril de 1983).
Hay una cosa pequeña y simple que si la hicieramos en toda esta Iglesia, duplicaríamos las ofrendas de ayuno... Si cada obispado se organizase... para ver que cada hogar sea visitado una vez al mes para la recolección de ofrendas de ayuno, duplicaríamos las ofrendas de ayuno de esta Iglesia y nadie sería lastimado por ello, porque lo obtendríamos de lugares donde no lo estamos obteniendo ahora (LeGrand Richards, The Fast Day [El día de ayuno], 1964, pág. 14).
Si cada obispado se organizase... para ver que cada hogar sea visitado una vez al mes para la recolección de ofrendas de ayuno, duplicaríamos las ofrendas de ayuno de esta Iglesia... (El Obispado Presidente y el Comité General de Bienestar de la Iglesia).
Si enseñamos a la membresía de la Iglesia la ley del ayuno, la cual incluye el ser generosos en sus contribuciones a los pobres, y entonces organizamos al Sacerdocio Aarónico a tocar en las casas de los miembros y recibir sus contribuciones de ayuno, grandes bendiciones vendrán no sólo para los pobres, sino también para aquellos que dan. Como Iglesia, nos quedamos cortos al enfrentar las necesidades de los pobres a través de las ofrendas de ayuno. Nuestro consejo sería para vosotros obispos y presidentes de estaca, enseñar a los miembros a ser generosos en su contribución (Victor L. Brown, WSMR, 6 de abril de 1974, págs. 2-3).Me persiguen con frecuencia los recuerdos de las condiciones bajo las cuales algunos de nuestros propios miembros están viviendo en otras áreas del mundo. Si cada miembro pudieses viajar y observar esas condiciones, nuestras donaciones de ofrendas de ayuno se incrementarían sustancialmente (Glen L. Pace, "¿Programas o principios?", Liahona, julio de 1986).
Con nuestro ayuno, obedecemos nuestro convenio de cuidar de otros y al mismo tiempo nos preparamos para guardar nuestro convenio de dar testimonio. A aquellos que se preparan cuidadosamente para la reunión de ayuno y testimonio no se les necesita recordar cómo compartir su testimonio sino que se sienten impresionados para hacerlo en la reunión. No dan sermones o exhortaciones o reportes de viaje, ni tratan de ser entretenidos cuando dan testimonio. A causa de que ya han expresado su aprecio a la gente privadamente, tienen menos necesidad de hacerlo en público. No sienten la necesidad de usar de lenguaje elocuente ni de hablar mucho. Un testimonio es una expresión simple de lo que sentimos. El miembro que ha ayunado tando por la bendición de los pobres como por la compañía del Espíritu se sentirá agradecido por el amor de Dios y la certeza de la verdad eterna (Henry B. Eyring, "Witnesses for God [Testigos de Dios]", Ensign, noviembre de 1996, pp. 30-32).
Deseamos recordar a todos los Santos de las bendiciones que vienen del observar el ayuno regular y del contribuir con ofrendas de ayuno tan generosas como sea posible y como estemos en posición de dar. Siempre que podamos, debemos dar varias veces el valor de los alimentos de los cuales nos abstenemos. Este principio con promesa, cuando vivimos con el espíritu del mismo, grandemente bendice tanto al dador como al que recibe. Sobre la práctica de la ley del ayuno uno encuentra un manantial personal de poder para derrotar la autoindulgencia y el egoísmo. Me gustaría referiros a la magistral charla del Obispo Victor L. Brown sobre este tema, dada esta pasada Conferencia de Bienestar y publicada en el Ensign de Noviembre de 1977 (Spencer W. Kimball, "Becoming the Pure in Heart [Lleguemos a ser puros de corazón]", Ensign, mayo de 1978, pág. 79).
" 'El que reina dentro de sí mismo y gobierna pasiones, deseos y temores es más que un rey'. Si no hubiese otras virtudes en el ayuno sino la de obtener fortaleza de carácter, esa sería justificación suficiente para su aceptación universal"(Presidente David O. McKay, como se le cita en Roy Doxey, Latter-day Prophets and the Doctrine and Covenants [Los profetas de los últimos días y Doctrina y Convenios], 4 vols., Salt Lake City: Deseret Book Co., 1978, 3:185.; I Have a Question [Tengo una pregunta], Ensign, octubre de 1993, pág. 60).
Algunos pueden decir, "Bueno, eso no es mucho, no puedo ver cómo el refrenarse de participar de alimento una vez al mes con regularidad me va a dar ningún autocontrol". Lo hace, sin embargo; es una de las mejores lecciones que tanto los adultos como los niños pueden practicar. El apetito está llamando; hay una ansiedad, y la tendencia natural es claudicar... encontraréis que en la infancia estas pequeñas lecciones de abstinencia, [impartiéndolas] diariamente a vuestro muchacho, inconscientemente están colocando poder en su pequeño espíritu que puede salvarle... (David O. McKay, Gospel Ideals [Ideales del Evangelio], págs. 212-213)
La más grande batalla de la vida es librada en las silentes cámaras del alma (David O. McKay, Conference Report [Informe de la Conferencia General], 1954, pág. 83).Sí, la ley del ayuno es una ley perfecta, y no podemos siquiera aproximarnos a la perfección hasta que decidimos hacerla una parte de nuestras vidas... Este mundo necesita auto-disciplina. Podéis encontrarla en el ayuno y la oración. Nuestra generación está enferma por falta de autocontrol. El ayuno y la oración ayudan a instilar esta virtud. Todos tenemos necesidad de vencer los poderes del adversario. Su influencia es incompatible con el ayuno y la oración (Robert L. Simpson, Conference Report [Informe de la Conferencia General], octubre de 1967, págs. 16-19).
Enfatizo que el ayuno y la oración son una gran manera de recibir la fortaleza moral y la fortaleza espiritual para resistir a las tentaciones de Satanás (James E. Faust, "Serving the Lord and Resisting the Devil [Sirviendo al Señor y resistiendo al diablo]", Ensign, septiembre de 1995, pág. 2).
Al observar el ayuno y la oración en su verdadero espíritu, los Santos de los Ultimos Días no pueden ser vencidos por las tentaciones de Satanás para hacer el mal (Delbert L. Stapley, Conference Report [Informe de la Conferencia General], octubre de 1951, págs. 122-123).
Siempre he amado - y tomado literalmente - la enseñanza del Rey Benjamín de que la única manera de que podemos retener la remisión de nuestros pecados es "impartir de [nuestra] sustancia al pobre, cada hombre de acuerdo con lo que tiene, tal como alimentar al hambriento, vestir al desnudo, visitar al enfermo y administrar para su socorro, tanto espiritual como temporalmente, de acuerdo con sus necesidades" (Mosíah 4:26). Ningún tema del evangelio parece ser más fundamental que este (Declaración hecha a Glen Rudd, el 5 de agosto de 1994, por el élder Jeffrey R. Holland).
No obstante, ayunaron y oraron frecuentemente, y se volvieron más y más fuertes en su humildad, y más y más firmes en la fe de Cristo, hasta henchir sus almas de gozo y de consolación; sí, hasta la purificación y santificación de sus corazones, santificación que viene de entregar el corazón a Dios (Helamán 3:35).
Entonces nacerá tu luz como el alba (Isaías 58:8).
Y si derramares tu alma al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día: (Isaías 58:10).
He aquí, he ayunado y orado muchos días para poder saber estas cosas por mí mismo. Y ahora sé por mí mismo que son verdaderas; porque el Señor Dios me las ha manifestado por su Santo Espíritu; y éste es el espíritu de revelación que está en mí (Alma 5:45-46).Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme á Bernabé y á Saulo para la obra para la cual los he llamado. Entonces habiendo ayunado y orado, y puesto las manos encima de ellos, despidiéronlos (Hechos 13:2-3).
He sentido que este principio [el de la oración y ayuno] tiene gran poder y oportunidad espiritual para las bendiciones de Dios para el pueblo de esta Iglesia y la Iglesia misma. He sido impresionado por su gran significancia espiritual. Me parece que es una fuente de fortaleza, una fuente de poder, una fuente de bendiciones que quizás como pueblo no estamos usando lo suficiente; que tiene tremendo valor espiritual para aquellos que observan la ley y que la aplican fielmente. También me parece que el ayuno y la oración pueden emplearse para bendecir a otros, y si observamos fielmente la ley, la bendición de nuestro Padre Celestial será dada colectivamente al pueblo de la Iglesia (Delbert L. Stapley, Conference Report [Informe de la Conferencia General], octubre de 1951, págs. 122-126).
Si los miembros de la Iglesia duplicasen sus contribuciones de ofrenda de ayuno, la espiritualidad en la Iglesia se duplicaría. Necesitamos tener eso en mente y ser liberales en nuestras contribuciones (Marion G. Romney, Welfare Meeting [Transcripción de la reunión agrícola de bienestar], 3 de abril de 1971; L. Tom Perry, "The Law of the Fast [La ley del ayuno]", Ensign, mayo de 1986, pág. 31).
Estoy en abundante armonía con lo que el Obispo ha dicho sobre nuestra necesidad de contribuir liberalmente al fondo de ofrendas de ayuno y a cada fondo al que la Iglesia nos llame oficialmente a contribuir. Soy un firme creyente de que no podéis dar a la Iglesia y a la edificación del reino de Dios y ser más pobres financieramente. Recuerdo hace un largo tiempo, más de 50 años, cuando el Hermano Ballard colocó sus manos en mi cabeza y me apartó para ir a una misión. El dijo en esa oración de bendición que una persona no podía dar una migaja al Señor sin recibir una hogaza a cambio. Esa ha sido mi experiencia. Si los miembros de la Iglesia duplicasen sus contribuciones de ofrendas de ayuno, la espiritualida en la Iglesia se duplicaría. Necesitamos tener eso en mente y ser liberales en nuestras contribuciones (Marion G. Romney, Welfare Meeting [Transcripción de la reunión agrícola de bienestar], 3 de abril de 1971; L. Tom Perry, "The Law of the Fast [La ley del ayuno]", Ensign, mayo de 1986, pág. 31).
La observación de la ley del ayuno es una de las maneras más seguras de prepararnos a nosotros mismos para estar espiritualmente en tono con el Espíritu del Señor (Victor L. Brown, Area Conference Report [Informe de la Conferencia de Area], agosto de 1971, pág. 69).
Como miembros individuales de la Iglesia, tu y yo participamos en "la propia manera" del Señor. Al menos una vez al mes, ayunamos y oramos y contribuimos con ofrendas generosas a fondos que habilitan a los obispos para brindar ayuda. Esto es parte de la ley del evangelio. Cada uno de nosotros verdaderamente puede ayudar al pobre y al necesitado, ahora, y dondequiera que estemos. Y nosotros, también, seremos bendecidos y protegidos de la apostasía por hacerlo así (Russell M. Nelson, "In the Lord's Own Way [A la manera del Señor]", Ensign, mayo de 1986, pág. 25).
Entonces invocarás, y oirte ha Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí (Isaías 58:9).
Y HE aquí, ahora os digo que debéis escudriñar estas cosas. Sí, un mandamiento os doy de que escudriñéis estas cosas diligentemente, porque grandes son las palabras de Isaías (3 Nefi 23:1).Si vosotros váis a calificar de manera que en tiempos de adversidad podáis llamar y el Señor diga "Aquí estoy", el Señor da la respuesta a través de Su profeta Isaías: Debéis observar el día de ayuno del Señor y compartir vuestro "pan con el hambriento... y no esconderte de tu propia carne" (ver Isaías 58:3-16; Harold B. Lee, Improvement Era, diciembre de 1968, pág. 72).
He tenido problemas que me parecía que no podría resolver, y he sufrido al enfrentarlos hasta que me parecía no poder ir más lejos si no tenía una solución a ellos. Después de orar y, en muchas ocasiones, ayunar por un día cada semana durante largos periodos de tiempo, he tenido respuestas reveladas a mi mente en sentencias concretas. He oido la voz de Dios en mi mente y conocido Sus palabras (Marion G. Romney, Look to God and Live: Discourses of Marion G. Romney [Acude a Dios para que vivas: Discursos de Marion G. Romney], comp. George J. Romney [Salt Lake City: Deseret Book Co., 1971], pág. 45).
He tenido problemas que no parecían tener solución, y he sufrido al enfrentarlos hasta que me parecía no poder ir más lejos si no tenía una solución a ellos. Después de mucha oración y, en muchas ocasiones, ayunar por un día a la semana durante largos periodos de tiempo, he tenido respuestas reveladas a mi mente en sentencias concretas. He oido la voz de Dios en mi mente y conocido Sus palabras (Marion G. Romney, "How to Gain a Testimony [Cómo obtener un testimonio]", Ensign, mayo de 1976).
Y he aquí, amados hermanos míos, os digo que no penséis que esto es todo; porque si después de haber hecho todas estas cosas, volvéis la espalda al indigente y al desnudo, y no visitáis al enfermo y afligido, y si no dais de vuestros bienes, si los tenéis, a los necesitados, os digo que si no hacéis ninguna de estas cosas, he aquí, vuestra oración es en vano y no os vale nada, y sois como los hipócritas que niegan la fe (Alma 34:28).
Una de las cosas importantes que el Señor nos ha pedido hacer es ser liberales en nuestro pago de ofrendas de ayuno. Me gustaría que supieseis que hay grandes recompensas al hacerlo - recompensas tanto espirituales como temporales. El Señor dice que la eficacia de nuestras oraciones depende de nuestra liberalidad con los pobres (Marion G. Romney, "Fundamental Welfare Services [Servicios básicos de bienestar]", Ensign, mayo de 1979, pág. 94).Ve, y junta á todos los Judíos que se hallan en Susán, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche ni día: yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y así entraré al rey, aunque no sea conforme á la ley; y si perezco, que perezca (Ester 4:16).
El milagro de las gaviotas salvando las cosechas de las langostas vino después de que los pioneros se unieron en oración y ayuno (Program Outline For Teaching Observance of the Law of the Fast [Bosquejo del programa "Cómo se debe observar la ley del ayuno"], The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints [La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días], 1965, pág. 18).
Y Jesús les dijo: Por vuestra incredulidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis á este monte: Pásate de aquí allá: y se pasará: y nada os será imposible. Mas este género no sale sino por oración y ayuno (Mateo 17:20-21).
Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno (Marcos 9:29).Ocho, ayunar. Una cierta categoría de demonios no sale excepto por oración y ayuno, nos dice la escritura (ver Mateo 17:21; Ezra Taft Benson, "Do Not Despair [No os desesperéis]", Ensign, noviembre de 1974, pág. 65; Liahona, febrero de 1975).
E hizo que se reunieran los sacerdotes; y empezaron a ayunar y a rogar al Señor su Dios que abriera la boca de Alma para que pudiera hablar, y también para que sus miembros recibieran su fuerza, a fin de que los ojos del pueblo fueran abiertos para ver y conocer la bondad y gloria de Dios. Y aconteció que después que hubieron ayunado y orado por el espacio de dos días y dos noches, los miembros de Alma recobraron su fuerza, y se puso de pie y comenzó a hablarles, diciéndoles que se animaran; porque, dijo él, me he arrepentido de mis pecados, y el Señor me ha redimido; he aquí, he nacido del Espíritu (Mosíah 27:22-24).
Frecuentemente tenemos nuestras razones individuales para ayunar. Pero espero que los miembros no duden en ayunar para ayudarnos a alargar nuestro paso en nuestro esfuerzo misional, para abrir el camino para que el evangelio vaya a las naciones donde no se permite ahora (Spencer W. Kimball, "Family Preparedness [La preparación familiar]", Ensign, mayo de 1976, pág. 124).
No obstante, se mandó a los hijos de Dios que se congregaran frecuentemente, y se unieran en ayuno y ferviente oración por el bien de las almas de aquellos que no conocían a Dios (Alma 6:6).
Y sucedió que viajaron muchos días por el desierto, y ayunaron y oraron mucho para que el Señor concediera que una porción de su Espíritu los acompañase y estuviese con ellos, a fin de que fuesen un instrumento en las manos de Dios para llevar a sus hermanos, los lamanitas, si posible fuese, al conocimiento de la verdad, al conocimiento de la depravación de las tradiciones de sus padres, las cuales no eran correctas (Alma 17:9).
"Puedes contar el número de semillas en una manzana, pero no puedes contar el número de manzanas en una semilla" (James E. Faust, "What I Want My Son to Know before He Leaves on His Mission [Lo que quiero que mi hijo sepa antes de ir a una misión]", Ensign, mayo de 1996, pág. 40).
Y edificarán los de ti los desiertos antiguos; los cimientos de generación y generación levantarás: y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar (Isaías 58:12).
Tu salud se dejará ver presto (Isaías 58:8).
El ayuno periódico puede ayudar a despejar la mente y fortalecer el cuerpo y el espíritu ("No desesperéis", Liahona, febrero de 1975>).Si fuéramos sobrios y observáramos el ayuno y la oración, Dios quitaría las enfermedades de entre nosotros... (Teachings of the Prophet Joseph Smith [Enseñanzas del Profeta José Smith], pág. 326).
Numerosos estudios con animales han demostrado que la restricción calórica temprano en la vida conduce a un tiempo de vida incrementado y reduce el riesgo de ciertas enfermedades. Hay también evidencia de los efectos promotores de la salud del ayuno periódico. Algunos experimentos han mostrado que el ayuno periódico no sólo promueve una vida larga, sino que también alienta una actividad más vigorosa en la vida posterior (Ver Science News, 1 de diciembre de 1979, pág. 375.) (L. Tom Perry, "The Law of the Fast [La ley del ayuno]", Ensign, mayo de 1986, pág. 31).
El recipiente puede desear ayunar en preparación para la bendición y orar especialmente por el patriarca, para que la bendición que el Señor tiene en su corazón sea recibida (Spencer W. Kimball).
Recibid vuestra bendición patriarcal bajo la influencia del ayuno y la oración (Ezra Taft Benson, "To the Youth of the Noble Birthright [A la juventud bendita]", Ensign, mayo de 1986, pág. 43).
Pregonad ayuno, llamad á congregación; congregad los ancianos y todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad á Jehová (Joel 1:14).
Tocad trompeta en Sión, pregonad ayuno, llamad á congregación (Joel 2:15).
Organizaos; preparad todo lo que fuere necesario; y estableced una casa, sí, una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios; (DyC 88:119).
Y en este día no harás ninguna otra cosa sino preparar tus alimentos con sencillez de corazón, a fin de que tus ayunos sean perfectos, o en otras palabras, que tu gozo sea cabal. De cierto, esto es ayunar y orar, o en otras palabras, regocijarse y orar (DyC 59:13 - 14).
Estaba también allí Ana, profetisa,... y era viuda de hasta ochenta y cuatro años, que no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones (Lucas 2:36-37).
Y HE aquí, aconteció que el pueblo de Nefi se regocijó en extremo porque el Señor de nuevo lo había librado de las manos de sus enemigos; por tanto, le dieron gracias al Señor su Dios; sí, y ayunaron y oraron mucho, y adoraron a Dios con un gozo inmensamente grande (Alma 45:1).
Y SUCEDIÓ que mientras los discípulos de Jesús andaban viajando y predicando las cosas que habían oído y visto, y bautizando en el nombre de Jesús, sucedió que se hallaban congregados los discípulos y unidos en poderosa oración y ayuno (3 Nefi 27:1).
Y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serán como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan (Isaías 58:11).
Personalmente, creo que la manera más práctica de protegerse a uno mismo y a la familia contra la necesidad económica es hacer contribuciones liberales para el auxilio de los pobres del Señor de acuerdo con la ley del evangelio. No os estoy prometiendo riquezas, pero estoy diciéndoos que esta es la manera más práctica de protegeros a vosotros mismos y a vuestras familias de la necesidad actual. Creo que esto es consistente con las leyes de los cielos sobre el derecho de uno a confiar en la protección del Señor está en proporción directa a su propia liberalidad en sostener a los pobres del Señor (Marion G. Romney, "A Practical Religion [Una religión práctica]", Discurso pronunciado a la facultad de seminarios e institutos, Universidad Brigham Young, 13 de junio de 1956; Neal K. Newell, "Fast Offerings: Blessings We Give, Blessings We Receive [Las ofrendas de ayuno: Las bendiciones que damos, las bendiciones que recibimos]", Ensign, octubre de 1998, pág. 16).
El primer año en que llegué a este valle no tenía harina suficiente para mantener a mi familia hasta la cosecha, ...y para las personas que venían por pan cada día a mi casa. Estaba deprimido por ello un día; bajé al viejo fuerte, y para el momento en que volví a mi casa estaba completamente curado. Dije a mi esposa, 'No permitas que una persona venga aquí por alimento y que se vaya con las manos vacías, porque si lo haces sufriremos antes de la cosecha; pero si das a cada individuo que viene tendremos lo suficiente para sostenernos'. Yo intenté perseverar en hacerlo, que mi pan se compartiese, porque si no lo hacía yo me quedaría corto. ¿Créeis en ese principio? Yo sé que es verdadero, porque lo he probado muchas veces (Brigham Young, Journal of Discourses [Acta de discursos], 3:332-333).
Ya sabéis, para nosotros es una cosa muy diferente predicar que actuar. Recordad cómo el Hermano Grant solía contar frecuentemente en conferencia la historia sobre su estadía en un grupo de hombres, y alguien dijo que otro había sufrido un desastre y los hombres estaban hablando sobre cuán apenados estaban por este hombre. Finalmente, uno de los hombres se cansó de oir la plática y caminó y puso $50 y dijo, "Bueno, siento una pena digna de $50 por el hombre". Bueno, la mayoría de ellos se alejó. La medida de vuestro amor por vuestros semejantes, y en un mayor sentido la medida de vuestro amor por el señor es lo que hacéis por Sus pobres. ¿Habéis pensado en esa manera? Esa es una buena forma de medir cuánto amáis al Señor, cuánto dáis por Sus pobres. Es una cosa verdaderamente vital. Hay una gran conección entre la respuesta a vuestras oraciones y vuestras contribuciones a los pobres del Señor. No hay una cosa más espiritual que podáis hacer que ir sin alimento y dar a los pobres del Señor ese alimento que no habéis tomado. Habéis oido sobre el principio del ayuno, ¿no es así? Eso es parte de este gran problema de aprender a vivir a la manera del Señor... Y yo estoy seguro, como yo vivo, y puedo decirles con certeza, que si lo hacéis, el Señor nunca les dejará sin las necesidades de la vida. Y ello puede hacer la diferencia entre quienes de ustedes tengan hogares y quienes no tengan hogares" (Marion G. Romney, "Learning to Live in the Lord’s Way [Aprendamos a hacer las cosas a la manera del Señor]", La semana del liderazgo, Universidad Brigham Young, 17 de junio de 1953).
Sea este un ejemplo para todos los santos y nunca habrá falta de pan: Cuando los pobres estén hambrientos, aquellos que tienen, ayunen un día y den lo que de otra manera habrían comido a los obispos para los pobres, y cada uno tendrá abundancia por un largo tiempo; y este es un gran e importante principio de los ayunos, aprobado por el Señor. Y en tanto que todos los santos vivan este principio con corazones y semblantes alegres tendrán siempre en abundancia (Carta leída por Orson Pratt al Quórum de los Doce, 17 de mayo de 1845, DHC, vol. 7, pág. 413; Obispo John H. Vandenberg, "My Brother’s Keeper [¿Soy acaso guardian de mi hermano?]", Ensign, junio de 1971, pág. 63; Thomas S. Monson, "Be Thou an Example [Sé tú un ejemplo]", Ensign, noviembre de 1996, pág. 44).
Y si hacéis estas cosas con
acción de gracias, con corazones y semblantes alegres, no con
mucha risa, porque esto es pecado, sino con corazones felices y
semblantes alegres, de cierto os digo, que si hacéis esto, la
abundancia de la tierra será vuestra, las bestias del campo y
las aves del cielo, y lo que trepa a los árboles y anda sobre la
tierra; sí, y la hierba y las cosas buenas que produce la
tierra, ya sea para alimento, o vestidura, o casas, alfolíes,
huertos, jardines o viñas; (DyC 59:15-17).
Quizás si pagamos nuestro diezmo
y ofrendas de ayunos, el Señor nos dará el sentido
suficiente para no comprar las cosas que no necesitamos (Elder George
Q. Morris).
Sé que el Señor compensará a cada persona que de a los pobres con una bendición de muchos rebaños (Vaughn J. Featherstone, Welfare Services Meeting Report [Informe de la reunión de servicios de bienestar], 5 de octubre de 1974, pág. 3-4).
Las ofrendas de ayuno han constituido por largo tiempo los medios por los cuales los pobres del Señor son provistos. Ha sido, y ahora es, el deseo y objetivo de la Iglesia obtener de las ofrendas de ayuno los fondos necesarios para enfrentar las necesidades monetarias del programa de bienestar... Si damos una ofrenda de ayuno generosa, incrementaremos nuestra propia prosperidad tanto espiritual como temporal (Spencer W. Kimball, Los servicios de bienestar: El Evangelio en acción", Liahona, febrero de 1978, págs. 111-112).
"Ha sido, y es ahora, el deseo y objetivo de la Iglesia obtener de las ofrendas de ayuno los fondos necesarios para enfrentar las necesidades monetarias del programa de bienestar. Al momento presente no estamos logrando este objetivo. Podemos, debemos y tenemos que hacerlo mejor. Si doblamos nuestras ofrendas de ayuno, incrementaremos nuestra propia prosperidad, tanto espiritual como temporal. Esto es lo que el Señor ha prometido, y esta ha sido la historia" (Marion G. Romney, "Basics of Church Welfare [Lo básico del bienestar de la Iglesia]", Discurso pronunciado a la Mesa del Sacerdocio, 6 de marzo de 1974, pag. 10; Thomas S. Monson, "Goal beyond Victory [Las metas que van más allá de la victoria]", Ensign, noviembre de 1988, pág. 44).
No seamos culpables del cargo que el Señor ha puesto contra Israel en los días de Malaquías (Mal. 3:7-9)... Califiquemos mejor para las promesas prometidas... Si vosotros, aquí, hoy, deseáis probar esta promesa, duplicad vuestras ofrendas de ayuno y pagad más que un diezmo este año. Mi propia experiencia es que el Señor guarda sus promesas (Marion G. Romney, WSMR, 5 de octubre de 1974, pág. 17).
Sed liberales en vuestras donaciones, de manera que podáis crecer vosotros mismos. No déis solo para el beneficio de los pobres, per dad para vuestro propio bienestar. Dad lo suficiente para que podáis daros a vosotros mismos en el reino de Dios a través de la consagración de vuestros medios y vuestro tiempo. Pagad un diezmo honesto y duplicad vuestras ofrendas de ayuno, si queréis las bendiciones de los cielos: Yo prometo a cada uno de vosotros que hagáis esto que se incrementará vuestro ingreso. El Señor os recompensará de acuerdo con vuestros hechos (Marion G. Romney, Welfare Agricultural Meeting [Reunión agrícola de bienestar], 30 de septiembre de 1967; Marion G. Romney, "The Blessings of the Fast [Las bendiciones del ayuno]", Ensign, julio de 1982, pág. 2).
Irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia (Isaías 58:8).
recompensa (reward) = retaguardia (rear guard) - un destacamento militar asignado para proteger la parte posterior de un cuerpo o fuerza principalEn todo os he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar á los enfermos, y tener presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar que recibir (Hechos 20:25)