"Sobre todo, usen el manual. Las Escrituras son el manual."
Levantando por encima de su cabeza una edición de letra grande de las Escrituras para imprimir un efecto dramático, A. Roger Merrill, presidente general de la Escuela Dominical, dijo: "Sobre todo, usen el manual. Y este es el manual".
Al contemplar la vida del Salvador, tal como se encuentra registrada en el Nuevo Testamento, como el curso de estudio para el 2007, el hermano Merrill espera que los miembros de la Iglesia recuerden que, primero y antes que nada, la palabra autorizada de las Escrituras y de las enseñanzas de los profetas vivientes debe ser el núcleo del estudio del Evangelio.
"El manual del maestro es también muy útil", agrega, aprobando el inspirado respaldo de los suplementos para el maestro y para el alumno.
La vida y enseñanzas del Salvador proveen el más grandioso ejemplo que tenemos para cumplir con todos los propósitos de la vida y de la eternidad, agregó. "En mis momentos de prueba, las palabras en que a menudo encuentro mayor consuelo han provenido de las enseñanzas de Jesucristo en el Nuevo Testamento".
Para enfatizar el signicado del estudio de la vida del Salvador, el hermano Merrill destacó un discurso de conferencia del Élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce, quien dijo, en Octubre de 2003: "Entre los muchos propósitos magníficos de la vida y del ministerio del Señor Jesucristo, a menudo se pasa por alto un aspecto grandioso de esa misión... la gran verdad es que en todo lo que Jesús vino a hacer y a decir, incluso Su sufrimiento y sacrificio expiatorio, y en eso especialmente, Él nos estaba enseñando quién es y cómo es Dios nuestro Padre Eterno, cuán intensamente se dedica a Sus Hijos en toda época y en toda nación. Con palabras y con hechos, Jesús intentaba revelarnos y darnos a conocer la verdadera naturaleza de Su Padre, nuestro Padre Celestial."
"La clave", continuó el hermano Merrill, "es entender el 'por qué' y el 'qué' de Sus enseñanzas. Cuando esto se entiende, el propósito se vuelve claro y nos permite lograr un enfoque".
"Es útil", dijo, "que, con espíritu de oración, los miembros definan objetivos sobre aquello en lo que trabajarán para mejorarse, y entonces estudien cada semana para aprender qué es lo que el Salvador nos ha enseñado sobre esos asuntos".
Con esta perspectiva, añadió: "El Nuevo Testamento es único. Ofrece un entendimiento de Su ministerio mortal. Es una oportunidad maravillosa para conocerle mejor, tal como Él lo expresó en la Oración Intercesora: que la vida eterna es conocer al Dios verdadero".
"El Nuevo Testamento es el primer testigo de Jesucristo," dijo
Daniel K. Judd, primer consejero en la presidencia general de la Escuela Dominical. "Le vemos progresar a través de la mortalidad, como bebé, como niño y, finalmente, como adulto, de la misma manera en que nosotros progresamos. Aprendemos de Su vida, de Su fatiga y de Su necesidad de descansar, de Sus viajes y de Su relación con Su familia y, por encima de todo lo demás, de Su sacrificio expiatorio y de Su resurrección".
Volviéndose hacia los
maestros de la Escuela Dominical, el hermano Judd, maestro de profesión, dijo: "Cometemos con frecuencia dos errores como maestros. O bien no estamos lo suficientemente preparados, descalificándonos a nosotros mismos para la compañía del Espíritu Santo, o estamos preparados de más, llenos de seguridad sobre nuestro conocimiento, y nos sentimos obligados a adherirnos a la lección que hemos diseñado hasta el punto en el que fracasamos en seguir los susurros espirituales o en reconocer las enseñanzas que el Señor habría impartido".
Al principio del manual para el maestro hay una sección dedicada al mejoramiento de la enseñanza, dijo William D. Oswald, segundo consejero
en la presidencia de la Escuela Dominical.
Su posición prominente demuestra los deseos de los líderes de la Iglesia, de luchar constantemente por la enseñanza de alta calidad.
" 'Ayudas para los maestros' bosqueja una variedad de áreas en las que se puede mejorar la enseñanza", señaló el hermano Oswald. La enseñanza es un trabajo espiritual, dijo, enfatizando que el ayuno, el estudio y la oración son requisitos para recibir el Espíritu, sin el cual no puede darse la enseñanza (véase Doctrina y Convenios 42:14).
Los maestros se preparan al obtener Su palabra a través del estudio de las escrituras "entonces será desatada tu lengua; luego, si lo deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres". (Doctrina y Convenios 11:21).
Los manuales, prosiguió el hermano Oswald, contienen más información de la que típicamente podría usarse en una sesión de clase. Citando del manual, aconsejó a los maestros a buscar el Espíritu del Señor al seleccionar los materiales que mejor se ajusten a las necesidades de la clase.
Responder a las preguntas y fomentar el análisis en las clases crea una atmósfera para el aprendizaje por medio del Espíritu, en la cual los miembros pueden aplicar las Escrituras a sí mismos y recibir revelación, dijo el hermano Oswald.
La Escuela Dominical juega un papel crucial en ayudar a los miembros a entender el Evangelio, dijo el hermano Merrill. Es una hora para estudiar la doctrina en su pureza. Nunca falta el material significativo, continuó. El Evangelio es amplio y profundo y siempre nos ofrece algo más para sondear.
Este artículo apareció originalmente en Church News, el 6 de enero de 2007.