Una forma para enriquecer una lección del Evangelio es utilizar una historia interesante. El élder Robert D. Hales nos demuestra cómo incorporar una experiencia personal en la enseñanza de principios importantes del Evangelio:
"En el proceso de prepararme para ser piloto, era necesario
recibir capacitación en un simulador de combate.
Allí, un instructor nos enseñaba acerca de todas las situaciones
de emergencia que se nos podían presentar
mientras manejábamos un avión de combate a una velocidad
superior a la del sonido.
" También se nos enseñaba lo que debíamos hacer ante
todas las posibles emergencias que podían surgir a fin de
evitar un desastre. Practicábamos todas las maniobras
una y otra vez para desarrollar la habilidad de reaccionar
de forma automática, en caso de que realmente más adelante
surgiera algún imprevisto. De esa manera, sabríamos
exactamente qué hacer si se encendía la luz que
indicaba incendio en el avión, o si el tablero indicaba
cualquier otra falla...
"En el escuadrón tenía un amigo que era un extraordinario
jugador de fútbol americano. Años atrás, su
equipo jugó en el Tazón de Año Nuevo y, ante un estadio
abarrotado y una gran audiencia televisiva, el equipo
contrario les ganó por varios tantos. Lo que pasó fue
que mi amigo y algunos de los miembros del equipo no
habían cumplido con las reglas de capacitación. El precio
que pagaron fue muy alto y tuvieron que enfrentar
la realidad de no haber estado preparados para jugar un
partido tan importante; tuvieron que enfrentar la realidad
del bochornoso resultado final por el resto de sus
vidas.
" Pasaron los años, y dos miembros de ese equipo de fútbol
se encontraban en mi unidad de capacitación de pilotos
para aviones de combate. Uno de ellos era un piloto
modelo, un alumno ejemplar y bien disciplinado que
había aprendido muy bien la lección de lo que había pasado
en el partido de fútbol americano.
"No obstante, el otro no había aprendido a escuchar
a los que tenían más conocimiento y experiencia, y
cuando llegaba el momento de aprender los procedimientos
de emergencia a fin de reaccionar automáticae instantáneamente, mi amigo solía pasar el brazo
alrededor del instructor y le decía que le anotara que
había practicado tres horas. Entonces, en lugar de
practicar, se iba al campo de tiro al blanco o a jugar al
golf, o al club para oficiales. Pero nunca aprendió los procedimientos de emergencia.
" En una ocasión, se le preguntó qué haría en una emergencia,
a lo que él respondió: “Nunca voy a tener que saltar
del avión; nunca voy a tener una emergencia”.
Unos meses después, al realizar una misión nocturna,
el avión se incendió, cayendo en espiral estando a menos
de mil quinientos metros del suelo. Al ver la luz de advertencia
de fuego, el joven piloto que estaba con él le
dijo: “Tendremos que saltar”. Luchando contra la fuerza
centrífuga, el joven que tomó en serio su capacitación
saltó del avión. El paracaídas se abrió de inmediato y el
piloto cayó a tierra, causándole graves heridas, pero se
salvó.
"En cambio, mi amigo se quedó en el avión y murió en
el accidente. Él pagó por no haber aprendido las lecciones
que le habrían salvado la vida".
Élder Robert D. Hales, "Return with Honor," Ensign, Junio de 1999, págs. 78.
Aplicando a nosotros las enseñanzas de los profetas y apóstoles modernos:
- ¿Qué principios enseña el élder Hales usando esta historia personal?
- ¿Cómo es que el élder Hales aplicó las experiencias de
la vida real de su amigo a los miembros de su audiencia?
- Al usar historias personales, qué es lo que los maestros del Evangelio deben
hacer para asegurarse de que las personas no se sientan apenadas y que no haya una invasión de su privacidad?
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