Las presidencias de Escuela Dominical de barrio tienen la responsabilidad de "orientar a cada maestro recién llamado" en la Escuela Dominical y de "proporcionar instrucción y apoyo continuos" a los maestros de la Escuela Dominical. También tienen la responsabilidad de "ayudar a los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares a orientar, instruir y proporcionar apoyo de manera constante a los maestros" de sus organizaciones ("Cambios en el programa de mejoramiento de maestros," carta de la Primera Presidencia del 17 de Noviembre de 2006). Al trabajar como presidencia para cumplir con estas responsabilidades, puede encontrar útiles las siguientes sugerencias. La mayor parte de la siguiente información se extrae del folleto titulado Cómo mejorar la enseñanza del Evangelio: una guía para el líder (1998).
1. Apoye a los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares del barrio en el cumplimiento de sus responsabilidades concernientes a la enseñanza del Evangelio en el barrio.
Su responsabilidad como presidencia de la Escuela Dominical de barrio es la de apoyar y no la de dirigir el mejoramiento del maestro en el barrio. Será importante que se entreviste regularmente con los miembros del consejo de barrio sobre cómo mejorar la enseñanza y aprendizaje del Evangelio en el barrio. Puede ser invitado por el obispado a proporcionar instrucción al consejo de barrio, bajo la dirección del obispo, sobre principios referentes a la enseñanza y aprendizaje del Evangelio (véase "Cambios en el programa de mejoramiento de maestros," carta de la Primera Presidencia del 17 de Noviembre de 2006).
2. Brinde orientación a cada maestro recién llamado de la Escuela Dominical. Apoye a los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares en la orientación de los maestros recién llamados de sus organizaciones.
Los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares se reúnen individualmente con cada maestro que haya sido llamado recientemente en sus organizaciones, de preferencia antes de que los maestros impartan su primera clase, a fin de brindarle una orientación breve. Como parte de cada orientación, el líder debe:
- Ayudar al maestro a comprender la importancia que tiene el llamamiento para enseñar.
- Analizar los principios de una enseñanza eficaz, según se describen en la sección "Enseñanza del Evangelio y liderazgo" del Manual de Instrucciones de la Iglesia.
- Asegurarse de que el maestro reciba todos los materiales necesarios para poder enseñar con éxito, incluyendo los materiales en que figuran las lecciones para la clase y una lista de asistencia con los nombres de todos los miembros de la Iglesia que deben asistir a su clase.
- Asegurarse de que el maestro tenga una copia de la sección "Enseñanza del Evangelio y liderazgo" del Manual de Instrucciones de la Iglesia, y del manual La enseñanza, el llamamiento más importante. Hacer un breve repaso de estos materiales con el maestro con el fin de instruirle sobre la forma en que puede utilizarlos más eficazmente.
- Informar al maestro sobre los materiales publicados por la Iglesia que están disponibles en la biblioteca del centro de reuniones.
- Informar al maestro en cuanto al curso de Enseñanza del Evangelio.
- Ofrecerle apoyo continuo.
- Instar al maestro a ponerse en contacto con él o con ella individualmente por lo menos una vez cada tres meses para hablar sobre el llamamiento de maestro.
Una vez que el nuevo maestro haya dado su primera lección, uno de los líderes debe ponerse en contacto con él o ella con el fin de contestar a sus preguntas y darle aliento.
3. Proporcione instrucción y apoyo continuo a todos los maestros de la Escuela Dominical. Ayude a los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares al proporcionar instrucción y apoyo de manera constante a los maestros.
En el sacerdocio y en las organizaciones auxiliares, se asignan líderes para trabajar con ciertos maestros específicamente. Estos líderes designados deben alentar a los maestros a ponerse en contacto con ellos periódicamente - por lo menos una vez cada tres meses. Si los maestros no se pusieran en contacto con sus líderes por lo menos una vez cada tres meses, los líderes deben iniciar el contacto.
En estos contactos, los maestros deben sentirse libres para compartir experiencias, analizar las necesidades de las personas en el quórum o clase y solicitar ayuda y consejo. Estos contactos son los más eficaces cuando se efectúan en persona, pero en caso de necesidad se pueden hacer por teléfono, correo, o algunos otros medios. Cuando un líder del sexo femenino se reúne con un maestro de sexo masculino o cuando un líder masculino se reúne con un maestro de sexo femenino, otro adulto debe estar presente.
En sus esfuerzos para ayudar a los maestros, los líderes deben recordar que ellos mismos también son maestros. Deben ser receptivos a la inspiración del Espíritu Santo y buscar oportunidades de dar su testimonio, de enseñar por medio de las Escrituras y de dar consejos apropiados.
Al conferenciar con los maestros, los líderes deben permitir que las necesidades y preocupaciones del maestro determinen el rumbo de la conversación. A fin de ayudarlos a evaluar por sí mismos su desempeño y lo que pueden hacer para mejorar, los líderes pueden hacer preguntas que induzcan a reflexionar, tales como las que se encuentran en la siguiente lista. Dichas preguntas pueden ayudar también a los líderes a descubrir formas específicas en las que puedan ayudar:
- ¿Qué sentimientos tiene en cuanto a su llamamiento como maestro?
- ¿Desea hablar acerca de algunas experiencias que haya tenido con la clase?
- ¿Cuáles han sido sus experiencias de enseñanza más exitosas?
- ¿Podría darme algunos ejemplos de cómo reaccionan los miembros de la clase ante las lecciones que usted enseña?
- ¿Cuáles son algunas de las necesidades específicas de cada miembro de la clase?
- ¿Cuáles son algunas de sus metas como maestro?
- ¿En qué forma puedo ayudarle a lograr esas metas?
- Según su opinión, ¿cuáles son algunos de los temas que deberían tratarse?
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